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Barricas de 400 litros ¿la nueva ola?
Escrito por Mariana Martínez

Viña Loma Larga se prepara para embotellar el primer syrah chileno elaborado de inicio a fin 100% en barricas de 400 litros.

La idea de buscar que el vino tenga menos influencia de la madera nueva, o lo que es lo mismo, que haya elegante equilibrio entre fruta y madera, no es nada nuevo. Tampoco es nuevo -lo vi en las modernas bodegas de Miguel Torres en el Penedés hace ya varios años- querer usar barricas más grandes para disminuir el contacto de la madera al aumentar el volumen de vino, valiéndose de las botas (barricas de más de 500 litros de Jerez), en lugar de los 225 litros que tienen los tradicionales recipientes bordeleses.

Lo novedoso y que da para convertirse en tendencia, es realizar la fermentación alcohólica, fermentación maloláctica y guarda de los vinos tintos dentro de estas mismas grandes barricas de 400 litros, con el fin de que la madera se case mejor con la fruta y así aportar una mayor complejidad y más equilibrio desde el inicio. Los primeros registrados que fermentaron tintos con este fin dentro de barricas de 225 litros fueron los hermanos Jean Charles y Sebastián Villard. Lo contaron durante la presentación del primer vino que hicieron en ellas. Allí entonces explicaron también lo complicado que era meter el jugo y sus pieles dentro de la barrica con sus dos tapas puestas y de lo experimental y secreto que era el sistema completo que empleaban para lograr mojar el sombrero. El vino que hicieron de este modo fue el Syrah Tanagra 2005, del valle de Casablanca, un vino especiado, elegante, negro, amable en taninos y elegante en su potencia; el que ya tengo entendido va por su segunda versión.

Luego, en plena cosecha 2007 di con la experiencia de viña Loma Larga, donde estaban empleando desde el 2006 las grandes barricas de 400 litros. Y me fui hasta su bodega en Casablanca para ver este trabajo por primera vez en acción. Entonces Emeric Genevière-Montignac, enólogo de la casa, se disponía a introducir también por primera vez las uvas de su mejor syrah recién prensadas junto con sus jugos dentro de estos novedosos recipientes de roble francés, también con sus dos tapas bien puestas. El 2006 había guardado en su primera gran barrica del mismo tamaño el mosto-vino con suficiente color y taninos, pero ya casi completamente limpio de hollejos y pepas. La nueva tarea entonces, con el mosto completo, no fue fácil, y menos con mi presencia y cámara indiscreta en mano. Finalmente, con el ingenio que nos caracteriza a quienes trabajamos en Sudamérica, el equipo entusiasta consiguió en minutos armar un juego de piezas que permitieron el ingreso fluido de la masa antojadiza por la pequeña boca de la gran barrica. El resultado afortunadamente funcionó tan bien, que a diferencia del experimento del año anterior, ese syrah 2007 va a ser pronto embotellado por separado.

Puede que Loma Larga sea la primera en presentar los resultados de este novedoso sistema, pero sabemos que la bodega no está sola en este experimento. Viña Casa Silva también está usando las mismas barricas de 400 litros apoyadas por el mismo práctico sistema de pisoneo (para mojar el sombrero) llamado OXO Wines. El enólogo Mario Geisse lo emplea en busca de lograr la expresión máxima de lotes de vinos obtenidos con su interesante trabajo experimental de micro terroirs. Allí mismo lo vieron y lo quisieron el trío Gabler-Riquelme-Tapia, para vinificar el cariñena del secano que desarrollan desde el 2007 en la bodega de Angostura.

Este año volví a Loma Larga en plena vendimia de sus mejores uvas de syrah, y verifiqué que el juego de ingenio aplicado el 2007 sigue en perfecto funcionamiento e incluso con alguna mejoría, esta vez para mandar los molestos orujos directo al final de la barrica. También tuve la oportunidad de probar la versión 2007, que se llamará Rapsodia (*), la que saldrá al mercado en cantidades limitas (a US$160 FOB la caja) no antes de fin de año.

Por ahora puedo decir que Rapsodia 2007, aun guardado en sus barricas – con un pequeño aporte en su mezcla de malbec y cabernet franc- tiene la concentración que en el mundo ideal le pediría al gran Syrah que hoy se posiciona en la cima de los vinos de Loma Larga ($17.000). Además, Rapsodia 2007 ya tiene en boca el carácter especiado que ha identificado a los mejores tintos de climas fríos en Chile, y esa misma acidez vibrante natural, envidiable, que los distingue del resto. Hoy en nariz aún prevalece la complejidad sutil de la madera, por sobre el carácter especiado, mineral, del syrah de clima frío, pero esa combinación de fruta negra, acidez exquisita y color violeta profundo se desborda por todos lados. Sin darme cuenta el saldo de la degustación al final de la visita fueron dos copas en lugar del postre, y sin reproches. Bienvenido semejante experimento.

www.lomalarga.com

El Mercurio por Patricio Tapia. Los Mejores “otros” tintos. 90 puntos para el
Cabernet Franc 2006

Tuve portunidad de visitar algunas viñas en el valle de Casablanca durante este verano y ver con satisfacción cómo han ido creciendo y aprovechando la experiencia que dan los años de mayor madurez. Sin embargo, me quedaron pendientes un par de preguntas que dicen relación con las variedades tintas del valle, que no sean Pinot Noir. Los cambios que se han producido en las áreas plantadas con estas cepas, ¿obedecerán en verdad a un asunto de calidad o sólo a las veleidades de la moda? Para alguien que ve esto desde afuera es, por un lado, fascinante comprobar la flexibilidad y la libertad con la que se mueve esta industria en nuestro país. Arrancan el Merlot de aquí y plantan Sauvignon Blanc por allá, adecuándose de paso a las demandas del mercado. Pero también preocupa que tanto cambio, tanto ensayo y error, lleven finalmente a una falta de identidad en nuestros vinos.
Quise buscar respuestas a mis preguntas en Loma Larga, una viña que en un valle que gana fama por sus blancos, se ha transformado en la bodega de los tintos. No sólo ha obtenido importantes y bien merecidos premios internacionales, sino también es reconocida por ser la que tiene el más amplio rango de ellos en Casablanca, desde Cabernet Sauvignon hasta Merlot, pasando por Cabernet Franc, Malbec, Pinot Noir y Syrah.

Al cabo de muchos años de estar relacionándome con el mundo vitivinícola chileno y de haber visto algunas vueltas de carnero notables, pareciera ser que sólo hay dos formas más o menos seguras de producir vinos con personalidad e identidad. La primera es tener una idea fija del vino que uno quiere conseguir, buscar el terroir donde plantar las cepas adecuadas que le darán vida y… elaborarlo. La segunda, es partir por el terroir que uno tiene, estudiarlo con detalle, ver si de él se pueden obtener vinos del rango de precios al que uno aspira y decidir si vale la pena el esfuerzo. Este último fue el camino que escogió para su proyectoLuis Felipe Díaz, ingeniero comercial, propietario con su familia y gerente general de Viña Loma Larga. En la imagen, parras de Syrah.

Antes de decidirse a plantar y de escoger las variedades que mejor se adecuaran a sus tierras, Díaz ya tenía clarísimo que el elemento primordial para hacer buenos vinos es una buena fruta. Su meta era lograr algo de más valor que lo en Chile se considera bueno. Con rigor ingenieril, durante tres años hizo un seguimiento de temperaturas y algunos estudios de suelo en diferentes partes de su campo, ubicado a tres kilómetros de la carretera por el Camino Lo Ovalle. Plantaría sólo si el resultado de esos estudios le permitiera elaborar vinos que se colocasen sobre los US$ 60 la caja en el mercado, una meta que ya ha cumplido con creces.

La opción por los tintos

Díaz tenía claro que sus tierras de Casablanca correspondían a las de climas fríos y miró hacia otras zonas de similares características en el mundo. Su modelo fue nada menos que el Ródano septentrional, específicamente la Côte Rôtie, de donde salen algunos de los mejores Syrah de este tipo de clima. Pensando en jugársela por un syrah de calidad, su principal preocupación giró en torno a saber si lograría el mínimo de 3.000 horas sobre los 10°C desde la brotación hasta la madurez. Este detalle, no menor, es, según Díaz, indispensable para obtener la madurez fenólica completa de las uvas, sin la cual no hay ninguna posibilidad de lograr buenos vinos, y que además tengan identidad de lugar.

Es por eso que su preocupación mayor son las heladas de otoño que queman las hojas y detienen la actividad de la planta, dejando los racimos sin madurar. Para su suerte, los suelos pobres de Loma Larga, donde están plantados los viñedos, están rodeados por un largo cordón de cerros protectores (de ahí su nombre). Estos hacen las veces de biombo frente a los vientos que soplan desde el sur, pero permiten la entrada de nieblas matinales benéficas. A mediados de marzo, sus parras de Syrah y, sobre todo, las de Cabernet Franc, se ven equilibradas, a la espera de la cosecha que se hará a fines de mayo.

Los tintos que vienen

Junto a Emeric Genevière-Montignac, el enólogo francés a cargo del proyecto, visito la bodega de vinificación y la de guarda, que son de dimensiones adecuadas para la actual producción. Aunque Loma Larga haya ganado fama por sus tintos, Emeric explica que acá también se hacen blancos, sobre todo un Sauvignon Blanc que se trabaja durante seis meses sobre sus lías, sin madera, pero de buen cuerpo, que sale a la venta mucho más tarde que la mayoría de los sauvignones del valle.

Probamos los tintos 2006 y primicias del 2007. Algunas son sólo muestras de barrica y otras todavía esperan por salir al mercado. Entre ellas me sorprende un interesantísimo Merlot 2007 que exhibe mucha complejidad, rica estructura, frutos rojos frescos, flores como rosas y violetas, y notas de té y chocolate. Toda la cosecha 2007 se ve estupenda, de una intensidad y concentración frutal algo mayor que la del año anterior, de manera que cuando encuentre botellas de esta añada no dude en comprarlas y guardarlas si tiene las condiciones para hacerlo.

Y sí, el Syrah es fuera de serie. Pero como de él ya se ha hablado bastante, déjeme contarle que quedé especialmente impresionada por el Cabernet Franc y por el Malbec –el único que se produce en Casablanca–, tanto en sus versiones 2006 como 2007. ElMalbec BG 2006 es bien diferente al resto de los malbec chilenos y argentinos: con algo de rusticidad, es de un frescor y una acidez equilibrada, con fruta sin sobremadurar, notas especiadas y buena persistencia en la boca.

Pero el que, a mi gusto, se lleva los laureles, es el Cabernet Franc: un sorbo le llevará cerezas, ciruelas y un ramillete de frutos rojos directamente hasta el final del cerebro. Es un vino exquisito, de riquísima acidez vibrante y taninos bien estructurados. Su versión 2007, que tiene un buen porcentaje de barrica nueva, se siente aún algo chúcaro en boca. Pero la concentración de fruta de este vino hace pensar que será un seguro candidato a seguirle los pasos a su hermano del 2005 que ganó hace dos años el Austrian Trophy como el mejor cabernet franc del mundo.

Harriet Nahrwold, Loma Larga con la cabeza bien puesta. “Toda la cosecha 2007 se ve estupenda, de una intensidad y concentración frutal”

El Mercurio por Patricio Tapia, el mejor tinto costero de chile con 91 puntos para el Malbec 2005 de Loma Larga.“ Un excelente Malbec costero, quizás el único en su tipo en Sudamérica”

El Mercurio por Patricio Tapia, el mejor tinto costero de chile con 91 puntos para el Malbec 2005 de Loma Larga.“ Un excelente Malbec costero, quizás el único en su tipo en Sudamérica”

Guía exceso de vinos 2008, 91 puntos Chardonnay 2004 Loma Larga. Extraordinaria expresión del Nuevo Mundo.

Guía Mujer y Vinos, Quinteto 2006 Loma Larga, 90 puntos. “Lo que algunos han llamado tintos de clima frío logran un excelente ejemplo con este vino de Loma Larga, delicioso, perfumado.

Guía exceso de vinos 2008, 91 puntos Chardonnay 2004 Loma Larga. Extraordinaria expresión del Nuevo Mundo.

Guía Mujer y Vinos, Quinteto 2006 Loma Larga, 90 puntos. “Lo que algunos han llamado tintos de clima frío logran un excelente ejemplo con este vino de Loma Larga, delicioso, perfumado.